Los característicos campanarios gemelos, que destacan en el perfil de Vyšehrad, se construyeron en 1903, tras una renovación neogótica de la basílica realizada por el arquitecto Josef Mocker en la década de 1880. El interior de la iglesia es una colorida amalgama de frescos art nouveau pintados por numerosos artistas checos.
La Basílica de San Pedro y San Pablo es uno de los ejemplos más llamativos de arquitectura modernista eslava de la ciudad. Cuesta creer que la magnífica capilla no sea el primer lugar al que se pide a la gente que vaya cuando visita Praga. Los amplios murales art nouveau que rodean este edificio son impresionantes y una visita obligada para cualquiera que visite Praga. La visita también sirve de lección histórica sobre el pueblo eslavo, la sociedad checa e incluso el arte.